El recibo medio de electricidad se ha disparado. El encarecimiento desmedido de la electricidad en el mercado mayorista se traslada al recibo y dependiendo del tipo de tarifa, de la potencia contratada y de la energía consumida el coste final puede incrementarse significativamente.
La mayoría de los hogares, en torno al 40% en nuestro país, tiene contratada la modalidad de Precio regulado voluntario al pequeño consumidor (PVPC) que si bien permite beneficiarse de mejores precios cuando el mercado mayorista está barato, supone un quebradero de cabeza cuando, como ahora, se desboca.
Las comunidades tampoco son ajenas a estas subidas, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) estima que, de mantenerse la escala actual, el incremento del coste por este concepto oscilará entre el 50% y 150%.
La subida no llega en el mejor momento. Estamos más tiempo en casa y en las comunidades, la pandemia ha disparado del uso de ascensores, otra fuente de gasto en las horas pico de consumo, ya que debido al coronavirus se recomienda su uso por una única persona por viaje, por otro lado las comunidades difícilmente pueden beneficiarse de las tarifas valle. Ascensores, garajes, hidrocompresores, etc., se usan cuando son necesarios y no se puede esperar a las 12 de la noche o al fin de semana para ello.
A pesar de todo ello, el 60% de lo que pagamos en la factura de la luz son impuestos (IGIC e Impuesto sobre la electricidad) y costes (peaje, fomento de las energías renovables, etc.). Es decir, sólo un 40% del total corresponde a lo que realmente hemos consumido.
Con las medias, provisionales, que ha adoptado el Gobierno para paliar la escalada de precios, estos porcentajes bajaran al 50%-50%, aún así, somos el cuarto país de Europa que más tributos asume en su factura, por detrás de Dinamarca, Alemania y Portugal, según Eurostat, lo que va a generar un incremento de la recaudación del estado..... a costa de un bien básico.